jueves, 7 de agosto de 2008

No sabemos comunicarnos


Siempre he pensado de las personas que se dedican a la Educación que les debería gustar más aprender que enseñar.

Y digo esto porque la característica más sobresaliente cuando uno está frente a un niño, un adulto o un aula es saber mirar y "darse cuenta" de lo que sucede. Uno no puede obviar lo que le sucede al otro, su realidad sentida, y con esa información debe ajustarse a su necesidad de escucha si no quiere naufragar en la difícil aventura de comunicarse con éxito.

Es un hecho que llenamos la vida de comunicaciones vagas y repletas de equívocos por no acompañar en los tiempos, en las pausas, en las miradas y en los deseos a las personas con las que interactuamos. Quizás estamos tan centrados en nuestras preocupaciones y en lo que tenemos que hacer que nos quedamos recluidos en nuestro interior y no exploramos el mundo como debiéramos.

Si nos comportamos así, ¿qué modelo de atención damos a los niños? Si uno no se toma la molestia de ponerse enfrente del niño al que se dirige, se agacha para ponerse a su altura. En esa postura en la que los ojos pueden conectarse, mirarse y toda la atención de nuestro cuerpo y de nuestra mente se dirige a reconocerle su intención, su necesidad, su situación, su existencia como ser importante y valioso para nosotros, si uno no hace esto como van a aprender la necesidad de escucharnos.

¿Tendrá algo que ver todo esto con los tan populares trastornos de atención que sufren los niños hoy en día?

No hay comentarios:

Publicar un comentario